“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo”.
Texto:Romanos 2:5-11. (5) “Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios”.
Introducción:Podemos ver en el versículo que hemos leído, algunas cosas de suma importancia:
· Tu dureza y tu corazón no arrepentido.
· Atesoras para ti mismo.
· Un día de la ira y del juicio de Dios.
Consideremos por algunos instantes estas tres afirmaciones que Dios hace y las consecuencias que ellas tienen y tendrán sobre tí:
I.- Tu dureza y tu corazón no arrepentido.
Si usted se da cuenta el Señor habla en estos versículos en segunda persona, singular, “Tu dureza”, “tu corazón”. Debemos entender que todas las cosas que suceden y vienen a nuestras vidas, son consecuencias de nuestro vivir, de nuestras acciones, de nuestra manera de ser. No se trata aquí de la dureza de tu padre o de tu madre, ni la tu marido o esposa, ni la dureza de tus hijos o de los hermanos de la iglesia, Es “tu dureza” y lo mismo se refiere en relación al corazón no arrepentido; nuevamente no se trata aquí del corazón no arrepentido de tu padre o de tu madre, ni el de tu marido o esposa, ni del corazón no arrepentido de tus hijos o de los hermanos de la iglesia, se trata de “tu corazón no arrepentido”. Vs. 6.
Marcos 16:14.
“Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado”.
II.- Atesoras para ti mismo.
Al igual que en la expresión anterior, el Señor habla a cada uno en particular, “atesoras” (tú), “para ti mismo”. El ser de corazón duro (corazón de piedra, ese al cual Dios le habla pero no le atiende; y además no arrepentido, es decir no quiere reconocer que vive ofendiendo constantemente a Dios con sus hechos, con su manera de vivir, con su forma de ser y no le afecta lo que Dios pueda pensar de ello. Por estas razones atesora cada uno para sí las consecuencias de su pecado y de extravío, tú atesoras lo que mereces y lo atesoras para ti, tu dureza y tu corazón duro, no afectará a otro en relación con Dios, y el tierno y arrepentido corazón de otro, no podrá libertarte a ti.
Ezequiel 18:20.
“El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él”.
III.- Ira para el día de la ira.
Déjame decirte, estimado hermano, amigo, el Señor es tardo para la ira, y es grande en misericordia, eso quiere decir, que Dios te puede soportar por mucho tiempo, tal vez muchos años, a lo mejor toda tu vida y tú pensarás que por cuanto no te disciplinó, no te castigo, no trajo retribución a tu vida por todos tus pecados, saliste airoso, ya no pagarás, no tendrás consecuencias, si esa es tu manera de pensar, déjame decirte que estás muy pero muy equivocado. Dios ha preparado un día, un día en que todos le rendirán cuenta, un día en que nadie saldrá librado (solamente los que han nacido de nuevo), un día en que derramará toda su ira, donde recordará todos tus pecados, donde ejecutará todo su juicio en contra tuya, donde no habrá excusas, donde no habrá perdón, es día de ira, de la ira de Dios.
Apocalipsis 19:11-21; 20:11-15.
Vss./ 7-9
Así será el día de la ira del Señor, será en verdad terrible, y las consecuencias de aquél día
durarán por la eternidad.
A eso te llevará la dureza que tienes en tu vida y tu corazón que no desea arrepentirse y alcanzar la gracia, el favor, el perdón de Dios para ti.
Amigo, el Señor no desea que las cosas terminen de esa forma, para ti, Él quiere, perdonarte, salvarte de estas cosas y reconciliarte con él. El dice en :
I Tesalonicenses 5:9
“Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo”.