“Ser el Primero, a la manera de Dios”.
Introducción: Mucho se nos enseña que este mundo es muy competitivo y que debemos procurar siempre ser el primero, el mayor, el mejor. En mis tiempos de juventud se entonaba una canción que decía “ser tercero es perder, ser segundo no es igual, que llegar en un primer lugar; voy a ganar, voy a ganar, voy a esforzarme por llegar, un poco más un poco más, un poco más y soy el as”. La pregunta es ¿hay algo de malo en ser el primero?, no lo creo, creo que deberías aspirar siempre a ser el numero, a ser el mejor, a ser el más grande, pero a la manera de Dios.
Texto: Marcos 10:35-45. (43-45).
Veamos algunos aspectos importantes de este tema.
I.- El Propósito de ser el primero.
Lo primero que debemos entender es que el propósito para obtener el éxito, el primer lugar o ser el mejor, en el hombre común, difiere mucho del propósito enseñado por Jesús. ¿Por qué el hombre desea ser el mejor, el más grande?:
1. “Para enseñorearse de los demás” (Vs. 42). Para ser servido, él el señor los demás siervos.
2. “Para ejercer poder y autoridad sobre los otros”. Para sacar provecho.
II.- Formas para conseguir ser el primero.
El hombre natural buscará muchas formas para conseguir su propósito, para saciar su deseo:
1. Hará trampas. (copiar, adulterar, engañar, mentir, etc.)
2. Canjeará sus principios. (hará lo que sea necesario, lo que todos hacen, lo que ayude en su meta)
3. Perjudicará a otros. Irá en contra del que sea con tal de conseguir su objetivo.
4. Estará dispuesto a lo que sea. Muchos hombres y mujeres están dispuesto a hacer lo que sea necesario para obtener el primer lugar, para ser el mejor. “el fin justifica los medios”.
III.- La manera de Jesús, para ser el primero, el mayor, el mejor.
El Señor Jesús nos dejó ejemplo de cómo ser el primero a la manera de Dios.
1. Tomar la iniciativa en el Servicio. El Señor tomo un día la decisión de “venir a servir”, nadie le llamó, nadie le buscó, nadie le obligó. (nadie debería presionarnos, obligarnos o solicitarnos servir, debería ser una decisión personal.
2. Ser siervos de los demás. No como un título honorífico, no como una posición eclesiástica, sino como un trabajo práctico, una obra de amor. El Señor Jesús no vino como siervo honorífico, sino nos dejó ejemplo práctico de su servicio, solo porque nos amó entrañablemente.
3. Entregar nuestras vidas en rescate por los demás. Tal vez no llegue a ser necesario en forma física, en el sentido de morir, pero sí en un desgaste diario, un sacrificio continuo a favor de los demás.
4. Si esto hacemos conforme al ejemplo y las enseñanzas del Seño Jesús, realmente seremos “los primeros”